El espacio terapéutico como un lugar seguro y de escucha para toda mujer que lo busque
El mes pasado vivimos un 8M más; una marcha en donde miles de mujeres alrededor del mundo, cantaron consignas y levantaron carteles con mensajes que nos pusieron a pensar; tales como “la revolución será feminista o no será”, “toda profesión será feminista o no será” y –la que personalmente me hizo reflexionar– “la psicología será feminista o no será”.
Creo sinceramente que si convertimos esta consigna en una pregunta, su respuesta puede ser valiosa de formular.
La psicología se tiñe de violeta
A lo largo de mi experiencia académica y profesional en el ámbito de la atención psicológica y la psicoterapia, he tenido la oportunidad de escuchar a mujeres de diferentes edades, contextos sociales y económicos. Sin duda, esto me ha permitido identificar cómo el patriarcado y el machismo influyen en nuestra manera de vivir: vida que siempre se encuentra atravesada por la sociedad y cultura, que nos impone un estereotipo de mujer que, además, va cambiando, y por ende, orillando a la mujer a cambiar constantemente.
Un ejemplo de esto es que a inicios del 2000, a las mujeres se les veía sumamente delgadas, y después de unos años eso pareciera haber cambiado, poniéndonos en pantalla mujeres con curvas, pero… los cuerpos son diversos.
¿Por qué mi cuerpo debería ser delgado para ser bello? o ¿Por qué ahora debería tener curvas para ser atractiva? ¿Por qué debería quedarme callada para ser bonita? ¿Será necesario ser madre para ser mujer? Estas preguntas son ejemplos de los muchos cuestionamientos que pudiéramos realizar sobre cómo nos han vendido la idea de lo que es ser mujer.
Nuestra labor como psicológxs será acompañarle en el camino de conocer su inconsciente y aliviar su dolor.
Al momento en que una persona acude a psicoterapia suele ser porque algo en el alma duele; hay una angustia que no deja dormir, una duda que no permite concentrarse, un suceso personal que es difícil de asimilar, una relación violenta que pone en riesgo su vida, un estereotipo de belleza que influye en su manera de comer, entre otras dolencias humanas.
Seguido de esto, la psicoterapia apunta a que aquella persona que acude a ella pueda solventar eso que le aqueja, a través del proceso de escucharse, reconocerse, re-encontrarse y responsabilizarse de sí misma.
Nuestra labor como psicológxs será acompañarle en el camino de conocer su inconsciente y aliviar su dolor.
¿Cómo podemos hacer eso desde un lugar feminista, sobre todo después de tantos años de que ésta, como muchas otras disciplinas, han actuado bajos los presupuestos del patriarcado?
Al momento de encontrarnos en un espacio terapéutico, para nosotros como terapeutas es importante conocer el contexto social y cultural en el que cada sujetx se encuentra, para así comprender parte de su historia y su malestar. El feminismo nos permite ver y conocer la historia de la mujer a lo largo del tiempo. Por ejemplo: crianza y costumbres que puedan estar atravesadas por el machismo, que pueden verse en ideas o creencias concretas como “debo cuidar y servir a mi esposo, es mi deber”.
También es necesario comprender que las imposiciones sociales y culturales influyen en los ideales de cada sujetx, y que en estos constantes intentos por alcanzarlos, pueden terminar en un padecimiento psicológico. Por ejemplo: el ideal de una relación puede llevar a ideas de sumisión y violencia en la pareja por ambas partes.
Otro aspecto que considero de sumo valor, es poder brindar una escucha neutral, libre de prejuicios y de revictimización, dirigida a conocer cada historia que llegará a nosotrxs; sin pensar o emitir opiniones de valor frente a quien nos cuenta lo que tanto le ha venido doliendo.
Y finalmente, es importante cuestionar nuestro quehacer constantemente, con lo cual podamos ser capaces de no hacer una imposición de poder frente al sujetx que llega a nosotrxs, sino más bien, acompañarle y escucharle. Es decir, evitar poner nuestra ideología, creencias, nuestro supuesto saber por encima del deseo del paciente.
Recordemos que pese a que las disciplinas y teorías que estudian el pensamiento y la psique humana han funcionado bajo los presupuestos del patriarcado, también han liberado al ser humano de lo que le aqueja, nos han hecho cuestionar la manera en qué vivimos y nos relacionamos, nos permiten reencontrarnos, percibir de otra manera nuestro alrededor, dándonos una oportunidad de vivir de una manera más libre.
Claro está que cada psicológx trabajará desde la perspectiva y teoría que haya elegido; aun así, considero importante no dejar a un lado los feminismos, tan necesarios para entender un sufrimiento de años de historia, un momento actualmente revolucionario e histórico y sobre todo, para evitar continuar negando derechos básicos a cada mujer que acuda en búsqueda de un espacio para ser escuchada.
Diversas mujeres escribían en sus tejidos cartas de amor o mensajes, hoy gracias a ellas tengo la oportunidad de escribir por placer en un blog y ser leída por mi correctora de estilo, también mujer. El día de hoy tengo la oportunidad de ser terapeuta y acompañar a diversas mujeres y hombres en el camino hacia sí mismxs y su deseo.
El feminismo también es individual pero nos podemos acompañar, te comparto algunas recomendaciones que sumaron a la redacción de este artículo y que creo pueden sumarte también a ti.
– Lectura: Chimamanda Ngozi Adichie, Todos deberíamos ser feministas.
– Actividad recreativa: Museo del Noreste, exposición Mujeres en la historia | Historia de las mujeres. Hasta el 29 de mayo.
¿Y ustedes, por qué creen que la psicología debería ser feminista? ¿Tienen alguna recomendación? Les leo.