Desde el minuto que nacemos, nos enfrentamos a constantes pérdidas; pérdida de la comodidad del vientre de mamá, de las personas que quisimos y aquellas que fuimos. Como seres humanos, el duelo es un proceso que todos inevitablemente atravesaremos. Comprenderlo y tener herramientas para sobrellevarlo es de gran importancia.
Podemos entender el duelo como la angustia experimentada tras una pérdida significativa, normalmente la muerte de una persona querida (APA, 2022) o por alguna situación significativa (por ejemplo, divorcio). Esta angustia no solo impacta en nuestras emociones, como el sentirnos tristes, culpables, enojados o impotentes, sino también nuestra salud física y nuestra cognición. Por ejemplo, podemos sentirnos agotados, tener cambios en el apetito o sueño, así como dificultad para concentrarnos o para recordar las cosas.
Aunque comúnmente el duelo se asocia a la pérdida de un ser querido, podemos experimentar el duelo en otras situaciones de la vida.
Perder un empleo, jubilarnos o un divorcio son situaciones que pueden evocar una respuesta similar al duelo debido a la pérdida de identidad y roles que teníamos, la rutina, seguridad económica y conexiones sociales asociadas. De la misma manera, las situaciones abruptas o inesperadas también se asocian a un proceso de duelo.
Situaciones inesperadas
Aunque es reconfortante pensar que tenemos control sobre todas las situaciones que nos ocurren, no siempre es así. Las situaciones inesperadas pueden generar respuestas similares al duelo, debido a los desafíos emocionales, psicológicos y prácticos que presentan. Algunas maneras en que puede manifestarse el duelo en contextos de cambios inesperados son por medio de shock, o una dificultad para asimilar lo que ha ocurrido, así como agitación emocional.
Similarmente, todos preferimos lo que ya conocemos, por lo que el duelo ante un cambio repentino también puede manifestarse como resistencia a la nueva realidad, ya que las personas pueden añorar lo conocido y resistirse a adaptarse a lo desconocido.
El COVID-19 es un gran ejemplo de una situación inesperada, en donde todos nos vimos forzados a asimilar una nueva realidad que no teníamos contempladas en nuestras agendas. No solo nuestras rutinas se vieron afectadas, sino también nuestras vidas enteras. Tuvimos que adaptarnos a una realidad en donde no podíamos salir de casa, a una modalidad en línea, al estrés e incertidumbre que conllevaba un virus que nadie entendía. Además de todo eso, la mayoría de la gente tuvo que hacer frente a pérdidas, ya fuera en relación con la muerte de un ser querido, de un trabajo, o de la vida que teníamos antes.
Ciclo del duelo
“Al igual que el amor que lo engendra, la expresión molecular del duelo es única en cada relación.”
M. Katherine Shear, MD.
Actualmente existen diversas teorías acerca de las etapas del duelo. Sin embargo, la más aceptada proviene de la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross. En su teoría, Kübler-Ross propone cinco etapas que las personas atravesamos durante un proceso de duelo. Sin embargo, es importante notar que estas etapas no son fijas, ni significa que se deben seguir en orden. Cada quien vive un duelo diferente, de acuerdo a sus circunstancias y sentimientos.
- Negación: Esta primera etapa del duelo nos ayuda a sobrevivir a la pérdida. En esta etapa, el mundo pierde su sentido y es abrumador, siendo la negación y el shock lo que nos ayuda a sobrellevar la situación y a sobrevivir.
- Enojo: La ira es una etapa necesaria del proceso de curación. De acuerdo a la autora, la ira es fuerza y puede ser un ancla, dando estructura temporal a la pérdida.
- Negociación: Nos perdemos en un laberinto de afirmaciones como: “Si tan solo ..” o “Qué pasaría si…”. Queremos que la vida vuelva a ser lo que era. recuperar a nuestro ser querido. Queremos retroceder en el tiempo.
- Depresión: Tras la negociación, nuestra atención se centra en el presente. Se presentan sentimientos vacíos, y el dolor entra en nuestras vidas a un nivel más profundo de lo que nunca habíamos imaginado. Es importante recalcar que este sentimiento de tristeza no es un trastorno mental. Aunque se pueden confundir los términos duelo y depresión, no son lo mismo. Ambos traen tristeza a nuestras vidas y ambos causan disrupciones en nuestra vida, pero la similitud termina ahí.
- Aceptación: Aunque usualmente se confunde esta etapa con la noción de “estar de acuerdo” con lo sucedido, muchas veces no es el caso. La mayoría de la gente nunca se siente bien con la pérdida de un ser querido. Esta etapa consiste en aceptar la realidad de que nuestro ser querido se ha ido físicamente y reconocer que esta nueva realidad es la realidad permanente. Nunca nos gustará ni nos parecerá bien, pero acabaremos aceptándola.
¿Cuándo se complica el duelo?
El duelo es una mezcla de añoranza, culpa y tristeza, con acompañamiento de pensamientos, recuerdos e imágenes de la situación ocurrida.
Cuando tiene éxito, el duelo lleva a las personas a sentirse profundamente unidas a los seres queridos fallecidos, al tiempo que son capaces de imaginar un futuro funcional sin ellos.
Sin embargo, el duelo se complica cuando tenemos dificultad para realizar o completar nuestras actividades del día a día, o nuestras relaciones con los demás y nuestra calidad de vida se ven afectadas negativamente.
Afrontando el duelo: ¿Qué nos puede ayudar?
- Terapia
Acudir a terapia tiene un papel muy importante dentro del proceso de duelo, ya que nos proporciona un espacio seguro en donde podemos enfrentar y manejar nuestras emociones después de una pérdida significativa.
El objetivo de la terapia es que se pueda disponer de las herramientas adecuadas para poder hacer esa conexión con el dolor y las emociones de una forma serena.
- Mindfulness (Atención plena)
Durante la práctica de mindfulness, se trata de observar qué predomina en nuestra conciencia momento a momento. La intención es explorar la experiencia como es en realidad, es decir, en constante cambio. Por ello, la práctica de mindfulness cultiva el insight (o introspección) en la naturaleza de nuestros condicionamientos.
Es importante recalcar que esta es una herramienta que ayuda durante el proceso terapéutico, no lo reemplaza. Si te interesa ponerlo en práctica, te compartimos una playlist de Mindfulness creada por el equipo de Pi Psicología Integral.
- El rol de la resiliencia en el duelo
Según la APA, la resiliencia es el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza, o fuentes de tensión significativas, como problemas familiares o de relaciones personales, problemas serios de salud o situaciones estresantes. La resiliencia es otra ayuda que nos proporciona las herramientas emocionales y cognitivas necesarias para sobrellevar el duelo y adaptarnos a situaciones inesperadas gracias a que nos permite evidenciar las actitudes, pensamientos y emociones que interjuegan a la hora de asumir la situación difícil y a la par con nosotros mismos, para resignificar a esa realidad.
- Importancia de la red de apoyo y cómo pedir ayuda
Niemeyer (2002) menciona que la red de apoyo social realmente ayuda a individuos en situación de duelo, ya que puede funcionar como amortiguador del dolor, disminuyendo así los síntomas ansiosos y depresivos, y aumentando la satisfacción vital.
Encontrar fuentes de apoyo puede desempeñar un papel fundamental en la recuperación y aceptación de la pérdida por parte de esta persona. Tanto familiares como amigos, grupos de apoyo, entidades comunitarias o profesionales de la salud mental ayudan durante este proceso. Pedir ayuda a veces no es fácil, por lo que un primer paso a esto puede ser con una persona de confianza o de gran estima.
El duelo no es un proceso lineal
Ningún proceso es lineal, y el duelo no es la excepción. Típicamente, están llenos de altibajos, de días buenos y otros no tanto. En este contexto, es fundamental destacar la importancia de cultivar la paciencia y la empatía hacia uno mismo.
El duelo es una experiencia profundamente personal y única, por lo que no hay un camino “correcto” o “normal” para atravesar. Debido a esto, la paciencia jugará un rol importante, ya que no hay un calendario fijo que indique en dónde el duelo terminará. Al permitirnos sentir todas las emociones, incluso las dolorosas, sin juzgarnos, estamos dando espacio a nuestro proceso de curación.
Por otro lado, la empatía hacia nosotros mismos es de igual importancia. Esto significa tratarnos con la misma comprensión y cuidado que le daríamos a otro ser querido en nuestro lugar. No hay respuestas “correctas” hacia una pérdida, todas nuestras emociones son válidas, y por ende, merecen ser sentidas.
Referencias
Eisma, M., Tamminga, A., Smid, G., & Boelen, P. (2021). Acute grief after deaths due to covid-19, natural causes and unnatural causes: an empirical comparison. Journal of Affective Disorders, 278, 54-56. https://doi.org/10.1016/j.jad.2020.09.049
Hui, D. (2015). Unexpected death in palliative care. Current Opinion in Supportive and Palliative Care, 9(4), 369-374. https://doi.org/10.1097/spc.0000000000000174
Kübler-Ross, E., & Kessler, D. (2009). The five stages of grief. In Library of Congress Catalogin in Publication Data (Ed.), On grief and grieving (pp. 7-30).
Neimeyer, R. A. (2000). Searching for the Meaning of Meaning: Grief Therapy and the Process of Reconstruction. Death Studies, 24(6), 541-558.
Shear, M. K. (2022). Grief and mourning gone awry: pathway and course of complicated grief. Dialogues in clinical neuroscience.